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En la grabación de La Casa Grande junto con Jenny Escobar, Valeria Salazar y Juan Pablo Vega.

En la grabación de La Casa Grande junto con Jenny Escobar, Valeria Salazar y Juan Pablo Vega.

En nuestro programa 42, y acompañados por Andrea Bonilla, productora musical católica (Adonai); Jenny Escobar, representando a la Juventud de la Renovación Carismática, y Juan Pablo Vega, Secretario Ejecutivo de la Comisión Episcopal de Laicos, Juventud y Familia, entablamos una charla llena de anécdotas simpáticas y profundas reflexiones. Hicimos un balance de la Jornada Mundial de la Juventud, que se llevó a cabo en la ciudad de Río de Janerio y que concluyó el domingo pasado.

Entre los puntos más relevantes que presentamos en nuestro primer programa de agosto podemos resaltar los siguientes tópicos abordados:

  • Francisco I habla en un lenguaje nuevo (nueva sintaxis) muy cercano a la juventud, que llega, que impregna, que mueve, conmueve y compromete. La  juventud es para el Papa el patrimonio humano más poderoso con que puede contar ahora la Iglesia.
  • La juventud tiene que abandonar el balcón, e ir, sin temor y con valentía, asumiendo la doctrina social de la Iglesia que cada vez es más urgente ponerla en práctica.
  • El compromiso de la Iglesia con los excluidos, con los pobres, con las hermanas y hermanos en condición de vulnerabilidad tiene que ser prioritario.
  • Necesitamos una Iglesia que se inserte en la realidad pero, sobre todo, una juventud que, unida a la Iglesia, y vertebrándola, se convierta en protagonista de cambios  y transformaciones que son exigidos por los nuevos tiempos que vivimos.

  • La Jornada Mundial de la Juventud sigue siendo el evento que más personas convoca en el mundo. La fe cristiana se hace presente, se une, se fortalece y prepara para cumplir con su misión evangélica.
  • La vida en la Jornada es algo único, en donde la generosidad se une con la fe y se genera un clima único, en el que uno se siente parte de una inmensa familia, la familia de Cristo Redentor.
  • Hay jóvenes de espíritu que, a pesar de no ser cronológicamente jóvenes, viven esta experiencia única con la alegría y el dinamismo que le impone la juventud a todo lo que hace.
  • Los encuentros de catequesis que se llevaron a cabo en Brasil durante la Jornada Mundial de la Juventud renovarnos las perspectivas que, como pueblos en surgimiento, debemos tener presentes para alcanzar nuestro gran objetivo de hacer el Reino de Dios en esta tierra.
  • Francisco I es un Papa de América Latina; eso explica todo.  Y escucharlo hablar en nuestro idioma es una experiencia que conmueve, transforma y compromete. Su ejemplo de sencillez y frontalidad será tomado por nosotras y nosotros, jóvenes de América Latina, para construir con su luz un mundo mejor.
  • El Papa nos pidió, en español (al ver que éramos de Ecuador): “…vayan a hacer mucho ruido, a hacer mucha bulla, porque es lo más hermoso que saben hacer ustedes. Y que ese ruido sea tan fuerte, que pueda escucharlo yo en el Vaticano.

Definitivamente el prisma con que la Juventud mira su práctica cristiana es ejemplar; y no sólo logra dar ejemplo: impulsa a mantener la fe en una Iglesia que tiene, entre sus cimientos, la fuerza y el dinamismo de millones de jóvenes en el mundo que están trabajando por un mundo mejor, por el Reino de Dios en la tierra. En este programa queda demostrado que hay relevo generacional en la Misión encomendada al mundo cristiano.

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