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“La iglesia de Latacunga está trabajando en un doble aspecto: espiritual naturalmente, porque que  hay que pedirle a Dios que proteja a la gente que ha perdido tanto, después  el aspecto material. Desde que se supo el desastre en Esmeraldas y Manabí se pidió la colaboración de la gente y la gente  ha colaborado muchísimo, hemos mandado víveres en  cantidad y calidad.

Nosotros tenemos un programa de ayuda en construcción de viviendas, hablando con el arzobispo de Manabí nos ha designado una zona en el Carmen en el km 40, ahí Dios mediante vamos a construir 30 casas, esperamos que podamos llegar a las 50, pero yo personalmente veo que 30 no podemos hacer con relativa facilidad.

Estos días estamos trabajando en Pedernales  ayudando a las monjitas que se quedaron sin casa y que están compartiendo en carpas con la gente  y nos parece que es muy bueno el trabajo de las monjitas pero también queremos que tengan su privacidad, esta semana ya se ha mandado material, está un equipo trabajando ya y esperamos que hasta el final del mes tenga su casita para refugiarse.

Se ha hecho una promoción entre las instituciones que trabajan aquí en Cotopaxi, y las instituciones han colaborado bastante así tenemos a: Navacero de Lasso, nos han dado bloques, han entregado kits como la tasa y lavamanos,  se ha hecho presente Cedal, nos han donado madera para hacer marcos y puertas, ahora lo que estamos buscando es quien nos ayude con alambre para la cuestión eléctrica que nos donen y esperamos que sí.

De tal manera que nosotros habíamos presupuestado que cada casa costaría alrededor  de 5 y 6 mil dólares, con estas ayudas va a rebajar los costos, entonces lo que teníamos en dinero que habíamos recogido y que alcanzaba para 10 nos va alcanzar para 20,  las 10 más  ya taita dios vera como nos manda de alguna parte el resto.

La ciudadanía se ha portado muy generosa en ese sentido, lo que faltaba era que alguien haga cabeza y en eso la Diócesis  ha hecho todo el esfuerzo».

Durante el diálogo,  Mons. Victoriano Naranjo,  manifiesta que «la ayuda de la Iglesia en este tipo de situaciones es más efectiva porque: no es que el estado no ayude, ayuda el estado, sino que la organización de la iglesia es más efectiva  porque los párrocos están ahí en los sitios, saben las necesidades, lo que el estado  no tiene eso, cada  parroquia   tiene su  sacerdote él conoce las necesidades, los problemas, las personas que están más afectadas lo que el estado no tiene esa facilidad.

El estado tiene que pagar todo, nosotros tenemos voluntariado los gastos son menos podemos ayudar más en ese sentido. La iglesia si es la base por este doble sentido: sacerdotes en cada parroquia saben las necesidades y pues no nos cuesta mucho el voluntariado,  nos cuesta si porque hay que dar de comer al voluntario también, no vive del aire.

Nosotros pedimos a Dios que les dé ánimo no solo para soportar los embates de la naturaleza sino para que les de ánimo para seguir adelante a pesar de todo, la vida sigue y hay que cuidar esa vida aun luchando contra todas estas cosas”.

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