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Desde que migró a Toronto, le toco enfrentar muchas experiencias y realidades crudas que viven los migrantes cuando llegan a tierras desconocidas dice el P. Hernán Astudillo, quien llego a Canadá en 1992 como refugiado político.

“Incardinarse, saborear, llorar  y vivir con un pueblo migrante  es duro  pero bien nutritivo,  porque ahí puedo entender la resurrección del cristo migrante, ahí puedo descubrir en ese proceso una nueva espiritualidad, una espiritualidad migrante, ahí puedo descubrirle aquel semita, aquel judío de hace dos mil años, sonriente, vibrante e inspirándonos a que no nos quebremos en esta lucha pastoral en nuestros signos de los tiempos”.

“La lucha pastoral en defensa de los migrantes me ha permitido conocer, las cárceles,  casas de salud, las funerarias y la realidad cruda del migrante”.

El P. Hernán  Astudillo, realiza su labor pastoral en la parroquia San Lorenzo que está ubicada en Toronto, lugar donde confluyen más de veinte países hermanos, y uno de ellos es Ecuador. “Nosotros somos una patria chiquita latinoamericana gracias a la desgracia de la migración, a la irresponsabilidad de los gobiernos de turno, pero nos alegramos porque gracias a esa desgracia nos conocemos más de veinte países en la parroquia, y dentro de esos pueblos está vibrando el sabor ecuatoriano con su diversidad desde el mote pillo hasta el tostado, las diferentes comidas, canciones, expresiones culturales, muy lindo.  Ahí yo comparto con gente de izquierda, de derecha, de centro izquierda, con ateos con todos y  tienen que ser tratados en el mismo nivel sin exclusión.  A pesar de que tenemos un opción del cristo histórico, la opción de dar prioridad a los más vulnerables los más excluidos”.

“Canadá tiene políticas más tolerantes hacia los migrantes, por ejemplo si hay una familia que no tiene estatus, los niños no deben estar en la casa, ellos deben ir a la escuela. La tolerancia se ve en la misma expresión, de que no existe una persecución  como en Estados Unidos,  existe más diálogo,  la policía generalmente está en constante diálogo con la comunidad y existe un programa comunitario dentro de la misma policía. Pero esto no quiere decir que la policía es lo perfecto, también hay violación de derechos humanos ahí hay actos y no loables que ha cometido por abuso a la autoridad tanto la policía como otras autoridades. Como dice Canadá es el país de la tolerancia, hay mucha tolerancia”.

Durante el diálogo el sacerdote nos relata sobre la caravana de la Esperanza, programa de autogestión que sirve para ayudar a las personas más vulnerables de Centroamérica, cada año realiza esta actividad como es la venta de comida la misma que genera recursos económicos y fondos para la compra de ambulancias y buses escolares las mismas que son abastecidas de útiles escolares y medicinas que son entregados en las comunidades más necesitadas de El Salvador.

“Me cruzo cinco días Estados Unidos manejando, cinco días México, dos días Guatemala, llego al Salvador y esas ambulancias y esos buses dejamos para las comunidades muy vulnerables.

Imágenes: flickr.com,  toronto.hisoanocity.com

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