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A casi un año de recordar el terremoto que azotó a las provincias de Manabí y Esmeraldas, el sentir de la fe y la solidaridad están latentes dice el P. Bruno Dos Santos de la Parroquia La Merced de la ciudad de Bahía de Caráquez. Conversamos con el sacerdote sobre la labor de la iglesia en este tiempo y nos menciona que “la vida cristiana sin esperanza es una vida muerta”.

“Se ha hecho bastante trabajo para regresar a la normalidad de nuestras vidas, de nuestras familias, de los negocios, pues Bahía de Caráquez es una ciudad turística y su principal motor que son los restaurantes, bares y hoteles, se vieron afectados por el terremoto.

“Ahora el desafío es la reactivación económica, que las personas vuelvan a hospedarse en Bahía, el turismo sin duda es una de las principales fuentes de ingreso que tiene la ciudad. Desde el momento del terremoto la iglesia ha sido refugio, centro de acopio, desde el principio la iglesia ha estado con las personas: acompañando, ha vivido junto con las personas los momentos difíciles, hemos llorado juntos”.

“Hemos hecho tres proyectos habitacionales, estamos en la fase de terminación del último proyecto. El primer proyecto de vivienda después del terremoto sin duda fue el nuestro en Leónidas Plaza en Marianita de Jesús donde pusimos 17 personas, después hicimos una réplica de ese proyecto con 12 familias en el kilómetro ocho y ahora estamos haciendo uno para 45 familias en los jardines Leónidas Plaza para ayudar a las familias que viven en situaciones difíciles”.
“La iglesia ha ayudado con casas, terrenos, legalización de documentos, ya que en Bahía las familias nunca arreglaron sus papeles, ayudamos con brigadas médicas, asistencia psicológica, acompañamiento espiritual de las familias. La CER también jugó un papel importante, cada quince días venían a visitar los diferentes albergues a compartir con las familias a escuchar y a celebrar con ellos; yo pienso que la iglesia tuvo una participación trascendental en el aspecto social, económico y espiritual”.

“Nosotros continuamos desde el terremoto hasta el día de hoy, no hemos parado no hemos dejado de lado la ayuda y el trabajo, falta mucho por hacer por Bahía que sigue siendo uno de los lugares más afectados, tenemos que levantar el ánimo de la gente, la autoestima, la confianza y sobre todo acompañar y que las personas tienen que aprender a creer en Bahía, todo esto es un proceso”.
“Hay todavía edificaciones que tienen que ser demolidas, hay patrimonios, y lugares en los que tenemos que seguir trabajando y como iglesia vamos acompañando en todas las situaciones trabajando por la reconstrucción de Bahía”.
“El tema de la reactivación económica es muy complejo y estamos viviendo una recesión económica grande. Independientemente del terremoto el problema económico ya existía había poca circulación de capitales y Bahía estaba siempre esperando un feriado grande e importante. Bahía necesita de Quito, Guayaquil y otras ciudades que nos anime a resurgir”.

“El ánimo de la gente es noble no deja de confiar, ese es un gran mensaje a la vida cristiana pues yo creo que la vida cristiana sin esperanza es una vida muerta, invito a que tengamos fe, esperanza y sepamos que no estamos solos, hay mucha gente del Ecuador pendiente y preocupada de nosotros, lo importante es que no seamos egoístas, lo que necesitamos es unirnos en oración, acción y comunión”, finaliza el P. Bruno Roque Dos Santos.

Imagen: hazlatirelcorazondelmundo.com

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