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El desastre natural que vivió el Ecuador, hace ya casi 1 mes, dejó como saldo 660 fallecidos, cientos de familias desintegradas y devastadas, 28.911 personas albergadas y una necesidad inmensa de esperanza.

El terremoto ha dejado destrozos grandes en un 70% de Manabí,  parroquias y recintos casi desaparecidos en Esmeraldas  y un daño psicológico inmensurable.

En Manabí se han instalado Centros Cáritas que son los centros de acopio que siguen funcionando, con dificultades y ayuda que cada vez va minorando, según Mons. Voltolini, Arzobispo de Portoviejo.

Ahora se trata de reorganizar a las familias en y las pequeñas comunidades por eso se necesitan carpas y viviendas emergentes para un tiempo prudencial y para reunir a las familias, se están proponiendo instituir ollas comunitarias para fomentar la unión de las familias en pequeñas comunidades. Desde el mismo domingo 17, se están preparando proyectos para la atención a la emergencia, con lo que se ha respondido adecuadamente. En Manabí, se trabajan en comisiones con dos miradas: una para la reconstrucción de vivienda y otra para la gestión de recursos para las estructuras parroquiales.


Las ayudas espirituales y psicológicas han llegado pronto, se ha constituido una comisión con herramientas bastante técnicas para la atención en este ámbito, guiada por un sacerdote diocesano y un equipo de la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos que se ha organizado en grupos y por turnos.

La emergencia no ha pasado, porque el dolor, sigue latente,  como ya se ha dicho, costará mucho tiempo la reconstrucción  no solo física, sino sobre todo de la vida y la esperanza de  tantas familias que lo han perdido todo, que se han desmembrado,  y que  en muchos casos, todavía no saben  qué futuro les espera.

El lanzamiento del EA a nivel de la Confederación de la Cáritas Internacionales ha sido oportuna y la agradecemos profundamente, estamos a la espera de completar los recursos para la atención integral de las 700 familias, sobre todo de sectores rurales y en condiciones de mayor vulnerabilidad. Se han hecho muchos avances y ansiamos cumplir la meta, por lo pronto el trabajo ya ha iniciado técnicamente y vamos caminando.

La   RED de PSCE, hace una propuesta de “hermanamiento” entre parroquias, para el Vicariato de  Esmeraldas  y Arquidiócesis de Portoviejo.  La idea es generar acciones concretas y de caridad, que permitan vernos como hermanos y hermanas, asumir el dolor de la otra persona  como propio y ponernos en camino de solidaridad permanente y sostenida, que  nos una en un abrazo de futuro, que sea un signo de permanecer juntos más allá del tiempo,   de ver  el rostro del que sufre,   y ponerle el nombre. Este es el momento de ser la Iglesia en salida a la que nos invita el Papa, este es el llamado del signo de los tiempos.

Los pasos que  proponemos para organizar este “Hermanamiento de las parroquias” son:

  1. Calcular cuántas parroquias seriamente afectadas tenemos
  2. Averiguar cuántas diócesis tienen fuerzas y disponibilidad para poder ayudar .
  3. Hermanar a cada diócesis cierto número de parroquias y/u obras sociales, considerando las distancias, la grandeza de las diócesis.
  4. En cada diócesis que ayuda organizar un par de reuniones de organización y coordinación y algunos encuentros formativos para las personas que irán en ayuda a la parroquia afectada  hermanada.
  5. Después cada diócesis verá con “sus parroquias hermanadas” qué tipo de ayuda llevar, qué tipo de presencia tener, qué cosas organizar con ellos.

Esta propuesta ha sido validada  por las CEPAS y aprobada por los Obispos, para avanzar en este camino de acompañamiento, de presencia y esperanza que la Iglesia puede lograr desde comunidad a comunidad y corazón a corazón.

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