El pasado 23 de enero, el Papa Francisco presentó oficialmente su mensaje a la 49ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, evento que celebra la festividad de San Franciscode Sales, Patrono de los periodistas y comunicadores sociales. “El mensaje titulado «Comunicar la familia: ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor» pone énfasis en la familia por ser «el primer lugar donde aprendemos a comunicar», según explica el Pontífice en el párrafo introductorio. «Volver a este momento originario nos puede ayudar, tanto a comunicar de modo más auténtico y humano, como a observar la familia desde un nuevo punto de vista», expresa Su Santidad.
Desde hace más de cuatro décadas, la medicina reconoció la comunicación que hay entre la madre y el feto, especialmente a nivel afectivo: lo que afecta positiva o negativamente a la madre embarazada, se refleja en la o el futuro bebé. Esta relación íntima prenatal es la primera forma de comunicación que entabla en nuevo ser. Este proceso íntimo crecerá a lo largo de la vida de ambos seres, y el niño o la niña interactuará con otras personas de su familia, antes de entrar al entorno escolar, si es que tiene ese privilegio. Pero queda en evidencia que las primeras experiencias significativas de comunicación las vive la o el niño en familia.
Francisco se centra en esta etapa privilegiada: «Lo que nos hace entender en la familia lo que es verdaderamente la comunicación como descubrimiento y construcción de proximidad es la capacidad de abrazarse, sostenerse, acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, entre personas que no se han elegido y que, sin embargo, son tan importantes las unas para las otras». Sin duda alguna, el interés del Papa por el estadio inicial de la comunicación social es eminentemente afectiva, anímica, y debe de estar regida por el amor.
Y desde este punto de partida, Francisco invita a que la familia se agra, salga de sí misma y vaya más allá, con el fin de “… comunicar su en mensaje de vida y de comunión, pueden dar consuelo y esperanza a las familias más heridas, y hacer crecer la Iglesia misma, que es familia de familias».
Dando un paso adelante, y buscando la paz interior que tanto buscamos y debe habitar entre nosotras y nosotros, católicos, “… el perdón es una dinámica de comunicación: una comunicación que se desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y acogido, se puede reanudar y acrecentar».
Hoy, cuando la comunicación forma parte esencial de la vida social, vale la pena leer y reflexionar sobre el mensaje papal que acaba de enviarnos el Papa de los pobres. Los medios de comunicación se han apoderado de la vida cotidiana. Con honrosas excepciones, los medios masivos deshumanizan, masifican, alienan, promueven antivalores, trivializan, desinforman, ocultan la verdad y fabrican “verdades”. Hacen importante lo superfluo y superfluo lo importante. Crean falsos ídolos, mienten, obedecen a intereses antipopulares, están en manos de poderosos grupos económicos, en fin, son un poder negativo para la sociedad.
Volver a una comunicación verdadera, útil, que desarrolle integralmente al ser humano y promueva un mundo mejor… todo esto está en la comunicación inicial que debe generarse en el núcleo familiar. Hay que apagar la televisión, el celular, escuchar la radio y leer la prensa con sentido crítico, compartir afectos, emociones y alegrías que surjan de la vida familiar. Hay que desaprender, dudar de los medios, pasarlos por el tamiz, confrontar informaciones y visiones del mundo. Los filósofos posmodernitas nos están advirtiendo desde hace algunas décadas que estamos poseídos por el desencanto: ese espíritu fatal puede enfrentarse con una comunicación humana, cálida, que salga al encuentro del otro, como lo pide el Papa, como se hace en las familias que aún creen en que un mundo mejor es todavía posible. En síntesis, volver a esa comunicación limpia, amorosa, generosa y eficaz que se hace presente en la comunicación familiar; a esto nos invita el Papa Francisco en este día importante para la humanidad.
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