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El calentamiento global es una realidad, realidad que se piensa solo afecta al mal llamado tercer mundo: sequías, inundaciones, enfermedades, cultivos arrasados por las variaciones del clima, tierras contaminadas. Ya lo decía el papa Francisco hace algunos años cuando lanzaba su encíclica Laudato Si, «¡Lo sufren con mayor dureza los más pobres!», palabras que ahora pueden quedar cortas.

En las redes sociales circulan una cantidad de noticias acerca del estado de Arizona en Estados Unidos. En estos momentos la ciudad de Phoenix se encuentra bajo alerta debido a las altas temperaturas que se registran y se estiman para la zona, se esperan temperaturas de 45 hasta los 50 °C. Internet se ha plagado de videos y fotos virales en los que se puede observar buzones dañados debido al calor, señales de transito derretidas e incluso algunos se lo toman con algo de humor cocinando galletas en el interior de sus vehículos, sumando a esto el problema de la temperatura que ha provocado que muchos vuelos de la ciudad se cancelen.

Usuarios de redes sociales se hacen eco de los efectos del calor en la ciudad de Phoenix

Curiosamente, y pese a todos los problemas que deben soportar los países más vulnerables al efecto de los cambios del clima, los que pasa en ellos no se vuelve tendencia en redes sociales como sí lo ha sido lo ocurrido con los vuelos en Phoenix hace aproximadamente una semana. La aerolínea American Airlines canceló decenas de vuelos debido a las altas temperaturas registradas, la razón de esto se encuentra en la densidad del aire que cambia gracias al calor, generando condiciones que hacen difícil el despegue de los aviones, el hecho fue noticia en todo el mundo.

Con esto cabe la reflexión, ¿nos comienza a preocupar el cambio climático cuando golpea el estilo de vida del —de nuevo— mal llamado primer mundo? Lo cierto es que las constantes olas de calor (que ahora abrasan incluso a los más negacionistas) y el ineludible hecho de que el planeta se está cocinando son temas que nos deberían preocupar y hasta cierto punto desesperar.

El calentamiento global es un tema del que se ha hablado mucho en estos días, desde la salida de Estados Unidos de los Acuerdos de Francia y la negación de esta problemática por parte del presidente Donald Trump y ahora con las olas de calor que se registran también en Londres, Francia y demás zonas de Europa. Indudablemente el ser humano es el principal causante de estos cambios y aunque el tema actualmente es de conocimiento de todos poco se conoce sobre alternativas sustentables al estilo de vida de las grandes urbes.

Tráfico vehicular en la ciudad de Quito. Imagen vía Ecotel Tv.

La problematica medioambiental como una preocupación de todas y todos

Los datos son alarmantes y poco esperanzadores, el astrofísico Steven Hawking ya ha planteado una alternativa: mudarnos a la Luna, idea que al día de hoy ya no parece tan descabellada. En 2016 Hawking estimaba que a la humanidad le quedaban al menos 900 años en la Tierra, el pasado mes de mayo esa cifra bajó a 100 años, y con augurios de un futuro bastante apocalíptico. Es perceptible, de hecho, notar los estragos del cambio climático sobre todos nosotros y lo que nos rodea. Una breve búsqueda en internet puede advertirnos de estos estragos ya descritos al inicio de este escrito: pantanos secos, cosechas arrasadas, aire asfixiante y tóxico, mares convertidos en sopas o basureros, extinción de especies animales e inviernos nada habituales.

Esperemos que no entendamos tarde que el cambio climático es una realidad que nos afecta a todos, así como también es una responsabilidad de todos, y que no solo es nuestra existencia la que está en riesgo, si no la de toda forma de vida en el planeta Tierra. Mientras, y al igual que el papa Francisco, esperamos que la humanidad sepa escuchar por fin el grito de la Tierra, nuestra madre y hermana, y de los más pobres entre quienes la habitan.

Con información de Magnet.

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