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Juan XXIII y Juan Pablo II.

Juan XXIII y Juan Pablo II.

La canonización de dos Papas es motivo de regocijo para el mundo cristiano. Por vez primera en la historia de nuestra Iglesia, dos Pontífices reciben la canonización al mismo tiempo, y la ceremonia contará con dos Papas: el emérito Benedicto XVI y Francisco. El domingo 27, dos de los Papas más queridos en todo el mundo ingresarán en el santoral con justificados méritos.

El pueblo católico llamó a Juan XXIII “El Papa Bueno”, apelativo que evidencia el gran cariño que supo ganarse Angelo Giuseppe Roncalli, nacido en Bérgamo, Italia, en 1881 y fallecido en el Vaticano, hace 51 años. Al Papa Bueno le tocó vivir muy de cerca el absurdo de la II Guerra Mundial, hecho que marcó su corazón.

Elegido Pontífice en 1958, Angelo se ganó rápidamente el cariño de sus fieles. Y aunque su papado fue relativamente corto, la labor a la cabeza de la Iglesia fue trascendental. Sus dos encíclicas Mater et Magistra (Madre y Maestra, 1961) y Pacem in Terris (Paz en la Tierra, 1963), y el haber convocado el Concilio Vaticano II constituyeron su aporte más trascendental a la vida de la Iglesia.

Recordemos que el Concilio Vaticano II genero cambios sustanciales: millones de fieles católicos en el mundo escucharon por vez primera la Eucaristía en su lengua madre y, durante la Santa Misa, el sacerdote ofició de cara a sus feligreses. Algunos expertos creyeron que Juan XXIII, por su avanzada edad, iba a ser simplemente un Papa de transición, pero estaban felizmente equivocados: su paso por el Vaticano todavía se siente, y las transformaciones que generó Angelo se van haciendo cada vez más sólidas, a pesar de que ya han pasado más de 50 años. El destino unió su gloria a la de Juan Pablo II, que lo beatificó en el año 2000.

Por su parte, Juan Pablo II –Karol Józef Wojtyla– nació en Wadowice, Polonia, en 1920 y falleció en el Vaticano, en el 2005. La Iglesia católica estuvo bajo su manto desde 1978 y será recordado por siempre como “el Papa viajero”: visitó 129 países durante su labor pontificia; otra cualidad importante: era políglota y dominó 12 idiomas, incluyendo el griego antiguo. Luchó contra el comunismo y acercó a la Iglesia católica con otras religiones, mejorando las relaciones del Vaticano con el  judaísmo, el islamismo, la Iglesia ortodoxa oriental y con la comunión Anglicana.

En 1981 sufrió un intento de asesinato en la Plaza de San Pedro; el culpable del atentado, Mehnet Ali Agca, fue perdonado públicamente por Juan Pablo II. Otro hecho muy especial en la vida del Papa viajero: para hacerse sacerdote, tuvo que ingresar a un seminario clandestino en Cracovia, pues el régimen comunista polaco perseguía cualquier manifestación católica.

Ecuador tuvo la bendición de ser visitado por Juan Pablo II en 1985 y durante cuatro días el pueblo ecuatoriano rindió tributo de admiración y gratitud  a Su Santidad; En Guayaquil y Quito se le recuerda con especial cariño; en este mismo viaje, el Papa visitó Perú y Venezuela, generando fervor y alegría. Juan Pablo II supo valorar, desde el comienzo de su papado, el potencial de la doctrina cristiana en el continente suramericano, y sus visitas a la región reforzaron nuestra fe.

El domingo 27 se esperan más de 5 millones de peregrinos, una cifra que, a primera vista parece exagerada, pero que posiblemente sea superada. Los preparativos serán puestos a prueba desde temprana hora; las autoridades romanas saben que la fe será desbordante y esperan poder dar alberge y seguridad a una inmensa congregación de católicos que ven en estos dos futuros santos a dos personas muy afines a su vida y a su fe católica. Cáritas comparte con las y los ecuatorianos el regocijo natural que siente, y se alegra de que la Iglesia esté, desde este próximo domingo, enriquecida con el ingreso de estos dos ilustres santos a sus altares.

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