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Esta provincia nace gracias a Mons. Alejandro Labaka quien, entre 1984 y 1985, impulsó su creación, haciéndose vocero del sentir del pueblo. Su nombre debió ser “Amazonas”, pero se cambió a Francisco de Orellana con el fin de no abrir más la herida limítrofe con el Perú. Sin aún cumplir 20 años, Orellana no es “El último paraíso”, como reza el lema provincial; los problemas sociales y económicos aquejan más que nunca.

Según datos actuales  del SIIS (Sistema Integrado de Indicadores Sociales, marzo 2016), casi el 42% de la niñez amazónica menor de 6 años sufre graves problemas de desnutrición crónica. El 16.7% de las niñas y niños de la Amazonía no estudian por tener que trabajar y el 31% de la población amazónica entre los 10 y los 19 años genera ingresos económicos para sus hogares. El 86.6% de la población de Orellana vive en situación de pobreza y el 23% de sus habitantes pueden considerarse indigentes. El 50% de sus habitantes son menores de 19 años. El 89% se autodefinió como “indígena” o “mestizo” y el 5% lo hizo como afrodescendiente (Censo poblacional de 2010).

 Las posibilidades de aborto no provocado en las mujeres nativas de las comunidades en las que incide la extracción petrolera es 150% más elevada que la de mujeres que habitan comunidades no contaminadas. A partir de 1984 se han comprobado más de 2.300 casos de cáncer en las mujeres de edad fecunda en las provincias orientales de Orellana, Napo y Sucumbíos.

Sin embargo, es mucho el petróleo que se ha extraído en Orellana desde que comenzó el boom petrolero en los años 70s. y mucho el dinero que de este territorio se ha sacado. La empresa OXY tuvo utilidades por más de 481 millones de dólares en los cinco primeros meses del 2004, lo que equivale al presupuesto de 12 años entregado por el Estado a toda la Amazonía en 12 años (1993-2004).

A pesar de las alternativas turísticas de carácter natural que brinda la Provincia –el Yasuní y otras atracciones naturales convierten a Orellana en un “paraíso” a punto de perderse–  y de una agricultura familiar o comunitaria no contaminante que debe seguir impulsándose, es el petróleo quien ha marcado y determina hoy la vida de la gente de Orellana. Y mientras continúe la crisis petrolera, la situación no va a mejorar.

En este contexto se mueve la Pastoral Social Cáritas Ecuador en Orellana. Para conocer más sobre su quehacer pastoral, conversamos con el P. José María Sádaba, un misionero capuchino pamplonés que lleva 35 años en el Ecuador, casi todos trabajando en la Amazonía.

“Para atender la vida pastoral de una provincia que ya tiene una población superior a los 50.000 habitantes, en el despacho de Cáritas se atiende en las horas de la mañana a las personas que solicitan apoyo jurídico, psicológico o asistencia social. En las tardes, el voluntariado se dedica a visitar los hogares en los que va a intervenir, conociendo a las personas y la situación que atraviesan, con el fin de brindarles una ayuda oportuna”.

“Visitando sus hogares, el voluntariado puede conocer mejor las necesidades a cubrir; también establece una relación más directa y amistosa que les permite llegar más a las y los beneficiados, pudiendo brindar una ayuda más personalizada y eficaz”.

“La Pastoral de la Salud es uno de los campos en los que más se trabaja: se visita a las y los enfermos, se les acompaña, se conversa dándoles ánimo y, sobre todo, se les lleva la Santa Eucaristía a sus lechos de  enfermo.  El voluntariado recibe constantemente cursos de capacitación muy prácticos para que las visitas a los hogares de los enfermos sea cada vez más provechosa. También se hacen visitas programadas a las personas que se encuentran hospitalizadas. En estas labores de acompañamiento siempre se involucra a las familias de los enfermos. El componente espiritual es parte  fundamental de nuestro trabajo de misericordia, pues lleva alivio al alma”.

“Hay mucha participación femenina en el trabajo voluntario, y también está presente la gente joven, pero quisiéramos más participación juvenil, tener en  nuestra Pastoral Social más sangre nueva. Es muy grato ver a niñas y niños capacitándose al lado de personas mayores, todo con el fin de servir, de dar amor al prójimo, de ser una real caricia de la Iglesia a su pueblo.”

En cuanto a Movilidad Humana, el P. José María nos cuenta que “… se trabaja sobre todo con personas colombianas que han venido en los últimos quince años, expulsadas por la violencia en su país. A estas familias se les brinda apoyo jurídico, con el fin de regularizar su estatus; también se les apoya psicológicamente, pues hay rompimientos familiares que dejan huellas dañinas en quienes migran. En lo material, siempre se necesitan cositas mientras se van instalando, y se les brindamos el apoyo que podemos”.

“El problema actual es que, debido al bajo precio del petróleo, hay muchos despidos, mucha gente que se queda sin trabajo en las pequeñas empresas de servicios petroleros, pues las grandes corporaciones no pagan y hay que despedir a la gente. Estamos viendo retornar a sus lugares de origen a muchos trabajadores petroleros, y eso trae recesión económica. Aquí, ahora, hay mucha gente sin empleo”  .

El P. José María considera que el trabajo de cuidar la Casa Común se asume en Orellana a partir de una lectura atenta y analizada de la Encíclica Laudato Si, que ha sido muy bien recibida, especialmente por las comunidades indígenas que comparten con el Papa la urgente necesidad de respetar la Creación.  El P. Sádaba considera que la Carta encíclica ha afianzado más la conciencia ecológica y el compromiso de los nativos con el cuidado de la Naturaleza.  El Sr. Obispo de la provincia oriental forma parte de la Red Eclesial Pan Amazónica (REPAM), organización que vela constantemente por los intereses de la Selva y sus habitantes. El cuidado de la Casa Común es un objetivo prioritario para la Iglesia de Orellana.

 En cuanto a las Cáritas Parroquiales, el P. José María ve con buenos  ojos el entusiasmo con que trabaja el Voluntariado, uniendo a la gente joven con personas adultas. “Hay mucho por hacer, y las Cáritas Parroquiales que apenas nacen en la Provincia van a ser una respuesta oportuna a las necesidades económicas, sociales y espirituales que tiene Orellana. Las Cáritas en cada Parroquia son un espacio abierto para que la juventud sea solidaria y ejerza la misericordia”.

Nuestra charla con el P. José María termina con una buena noticia: en el helipuerto de donde partieron la Hna. Inés Arango y Mons. Alejando Labaka a su posterior martirio, en esa lomita de donde salieron volando, se está comenzando a construir una presencia capuchina, para tener allí un lugar de peregrinación. José María cree que este sitio, este santuario “… será un lugar ideal para vivir una espiritualidad profunda, que celebre el encuentro entre indios y blancos, que haga honor a gente que fue capaz de dar su vida por los demás”.

Queremos saludar desde Cáritas Ecuador a todas las personas que trabajan en la la Pastoral Social de la Iglesia de Orellana. Un abrazo muy solidario y fraterno para el Hno. Txarly, que no desmaya cada 21 y mantiene vivo su plantón frente al Palacio de Gobierno, en defensa de la Selva y sus habitantes. Felicitamos también a toda la comunidad capuchina por su presencia misionera en Orellana y por el lugar de espiritualidad que están preparando en honor a quien dio nacimiento a esta provincia amazónica. Gracias por charlar con nosotros, P. José María.

Alejandro e Inés: la posta que ustedes nos dejaron está en buenas manos.

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