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La ayuda oportuna para las familias damnificadas por el terremoto del año 2016  llegó desde distintos sectores y actores, uno de esos actores fueron misioneras y misioneras  que llegaron desde varios lugares para ir en favor de la población afectada, una de ellas es la hermana María José López, que realiza su labor en diferentes comunidades de la provincia de Manabí, conozcamos un poco más sobre su trabajo.

¿Desde cuándo viene ayudando y colaborando en el componente de ayuda psicosocial?  

“Muchas gracias, estoy trabajando desde que se inició el compromiso con la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos y Cáritas Ecuador, más concretamente en la zona de Manabí con las familias que fueron damnificadas por el terremoto”.

“Se ha trabajado todo lo que es el proceso de recuperación emocional a través de una labor de cómo recuperar   las fortalezas, potencialidades y las capacidades  que tienen las familias después de sufrir  el asunto del trauma por el terremoto, se ha dado un acompañamiento  directo a las familias en los grupos de Cáritas Portoviejo, los cuales están organizados en la reconstrucción de viviendas”.

¿Durante este tiempo de trabajo con la población afectada, que cambios hay en las personas, nos puede decir cómo está el ánimo de la gente?

“Como proyecto psicosocial se organizó un programa de cinco módulos de intervención y capacitación para las familias que giran de manera gradual hasta reconstruir la vida de las personas, su proyecto de vida en todo lo que es su ámbito: psicosocial, emocional, espiritual, su ámbito de vivienda y de trabajo”.

“El cambio para mí ha sido gratificante  y ha dado frutos que a veces me sorprenden: como de una manera sencilla, emotiva y real, ver personas que estaban totalmente sin nada,  y en el momento que se les hacía una propuesta de que posibilidades de caminar hacia adelante había, se generaba en ellos una actitud de participación, colaboración y compromiso como grupo social que pertenecen a la iglesia y en solidaridad de unos con otros, porque los proyectos van en comunidad,  no solo es por familias, sino el sentido de comunidad. Las personas no se echaron para atrás, al contrario esto es lo que necesitamos nosotros decían”.

A mí me impresiona el sentido de identidad que han tomado ellos como grupo local y que son ellos propiamente los que tienen que solucionar la situación luego del terremoto.

¿Se puede hablar que dé a poco se está reconstruyendo el proyecto de vida de los pobladores?

Para mí, cuando voy compartiendo  con las familias, me toca convivir con ellos,  cuando doy las capacitaciones compartir sus alimentos, para mí el cambio que yo puedo mirar  en las personas, es ver como un pueblo que estaba totalmente sin ánimo, ahora son personas capaces de dar y de construir de lo pequeñito que se le da.

Es un cambio significativo el hecho de que cuando por algún motivo el grupo no ha seguido este proceso psicosocial, ellos comentan que se les iba el ánimo y las fuerzas de seguir con sus otros proyectos  ellos decían que gracias a la programas de Cáritas, su vida cambio.

¿Con que tipo de población trabaja hermana?

“La población del proyecto está enfocado a una población adulta hombres y mujeres, en mayor porcentaje mujeres y de alguna manera se vincula con jóvenes que son madres y padres de familia. Ahora estamos en un proyecto que está coordinado con Cáritas Ecuador y Cáritas Colombia en una formación que se está implementando hacia los jóvenes como líderes juveniles  en perspectiva de un proyecto “Sembradores de Paz”.

¿Qué tiempo durará este proyecto psicosocial?

Como proyecto de Cáritas en  sí, se está finalizando la reconstrucción y construcción de viviendas, entonces este proyecto psicosocial  va de la mano, su finalización está planteado con la entrega de las viviendas.

¿Ahora por favor nos puede contar un  poco de su vida personal, quién es la hermana María José López?

“Soy de España de Sevilla Andalucía, llevando una trayectoria misionera desde el año 95  que llegue a América Latina, sobretodo en Centroamérica, Guatemala, Nicaragua, algún trabajo por tiempo más pequeño en el sur de México-Chiapas. Por situación del terremoto estaba en España y hubo el proyecto y la propuesta a nivel de un acompañamiento intercongregacional en apoyo y ayuda para el terremoto de Ecuador.

Mi institución como tal ofreció la posibilidad de la ayuda y me presentaron a mí y yo estaba disponible en ese momento, era un tiempo programado para mí que coincida con mis tiempos también para la misión. La experiencia fue muy buena, en llegar a un país que no conocía y tener las puertas abiertas como si estuviera en mi casa.

No conozco la región de la sierra y conozco más la zona de costa, a mí me impresiona la apertura de la población tanto en jóvenes, adultos y niños. El equipo de Cáritas y las comunidades campesinas se hicieron mí familia, nunca tuve problemas en llegar a una comunidad, para mi esta experiencia de apertura a la persona que llega de afuera en este caso yo, me dejo muy impresionada.

Creo que hemos empezado un  proyecto que tiene muchas esperanzas abiertas y que siempre es necesario compartir fuerzas para que las esperanza sigan adelante y los hombres y mujeres de Manabí sigan expresando la capacidad y empoderamiento que tienen en su vida para superar traumas como el que vivieron en  el terremoto”.

 

 

 

 

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