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Así define Mons. Walter Heras, obispo de la Diócesis de Loja, el papel que desempeña la Iglesia en estos momentos frente a la pandemia del coronavirus, que afecta a nuestro país. Destaca que la Iglesia está más activa y presente de distintas formas, uno de ellos es sentir la compasión, la misericordia por las personas que están afectadas por esta enfermedad.

Es importante rescatar, que una de las acciones que ha realizado la iglesia en estos cuatro meses, «es dar de comer al hambriento» y se lo ha hecho a través de las distintas Cáritas parroquiales, diocesana y nacional, por medio de los bancos de alimentos, proyectos y programas para alimentar y atender a las miles de familias que se quedaron sin las provisiones necesarias.

Así mismo monseñor Heras, cree que una de las cosas que no han sido valoradas en este tiempo, es el papel de la asistencia espiritual, cuantas familias que están necesitadas de un consejo, de un consuelo y donde sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos se han inventado distintas formas para llegar al corazón de las familias, apoyarles y animarlos.

En este tiempo de pandemia, las redes sociales y los medios digitales han servido para llegar al corazón de tantas familias. Ahora mismo las Cáritas tanto parroquiales, diocesanas, nacional e internacional están pendientes de cómo ayudar y que hacer para la reactivación económica de las comunidades afectadas, por lo que la «Iglesia ha estado más viva que nunca».

A las personas que han perdido un familiar en este tiempo de pandemia, es momento de apoyarse mutuamente y entender el sentido de unidad, saber que ahora «goza de la paz de dios y nosotros tenemos que consolarnos», manifiesta monseñor Heras.

Este tiempo tenemos que sentir la misericordia, tal como lo propuso el Papa Francisco en el año 2016, hoy más que nunca tenemos que ser misericordiosos en casa, pensar en el otro, no dejar de ser solidarios, no abandonar a los que están enfermos o marginar a las personas que pasan situaciones duras o se encuentran contagiadas.

Tenemos que proyectarnos hacia una vida mejor, «este tiempo tiene que servirnos para decir, si de aquí no salimos mejores seres humanos, se ha perdido todo lo que de pronto nos dio este tiempo tan duro que hemos vivido», finaliza Mons. Walter Heras, obispo de la Diócesis de Loja.

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