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Hoy cumple el Papa Francisco un año de estar a la cabeza de nuestra Iglesia. No exageramos al decir que el regocijo y la complacencia por su labor es universal. El liderazgo mundial que ha alcanzado Su Santidad ha quedado evidenciado en el reconocimiento unánime de un nuevo estilo, de una nueva forma de relacionarse con la humanidad.

Desde los gestos sencillos y amables, sobre todo hacia los que menos tienen, hasta sus pronunciamientos sobre delicados temas del acontecer mundial, Francisco ha roto esquemas comunicativos, hablando claro y directo, “en sencillo”, y ha logrado ser escuchado por todas y todos, aún por quienes no están dentro de la Iglesia.

Para América Latina y para la Compañía de Jesús, el nombramiento de Francisco pasó de ser un hecho inédito a convertirse en una realidad nueva, que llena de esperanza y renueva la fe de la comunidad cristiana de nuestros países y también de quienes están trabajando en la labor que San Ignacio de Loyola inició en el siglo XVI.

Fuente de la imagen: www.revistaecclesia.com

Fuente de la imagen: www.revistaecclesia.com

“El Papa amigo”, “el Papa de los pobres”, “el Papa nuestro”, “El Papa moderno” y cualquier cantidad de portadas en revistas y diarios de todo el mundo no hacen más que confirmar el amplio territorio ganado por la simpatía y la modestia de Su Santidad, logro que llega en el momento preciso, cuando la Iglesia sentía sobre sí algo de penumbra, de pesimismo y apatía. Llegó el Obispo de Roma y encendió una luz que brilla, guía y renueva, arrastrando tras de sí a creyentes y hermanas/os distantes de nuestra Iglesia

Jorge Bergoglio vino para darle a la Iglesia y a la numerosa grey laica un nuevo aliento, una fuerza llena de esperanza, una fe capaz de seguir caminando y construyendo un mundo mejor; una Iglesia que con orgullo confiesa esa fe que mueve montañas y libera conciencias y corazones.

Con Cáritas, el Papa ha sido más que deferente: nos ha honrado inmensamente al considerarnos “la caricia de la Madre Iglesia a su pueblo”. Asumimos ese compromiso, papa Francisco: lo asumimos con humildad, alegría y voluntad; nos comprometemos a ser eso que Usted dice: la caricia de la Iglesia a su pueblo, sobre todo a las personas que menos tienen.

Pedimos al Señor que derrame sobre Su Santidad su Infinita Bendición. Que le dé larga vida, mucha luz, mucha salud, mucho amor. Le pedimos a Él que la labor de Francisco trascienda, que no haya un solo ser humano sin conocer la Palabra de Dios y la de su Líder. Pedimos a Dios por Ti, Papa Francisco, Papa Amigo, Papa Nuestro: que el Señor te dé larga vida, para bien del Pueblo de Dios.

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