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Han pasado 76 días de aquel 16 de abril cuando el terremoto de 7.8 grados marco la vida de miles de familias ecuatorianas dejando a su paso dolor y destrucción. Desde el momento mismo de la tragedia las muestras de solidaridad se encendieron. Estas no deben apagarse por lo que las desde la Pastoral Social Cáritas Ecuador, se viene trabajando en algunas acciones y estrategias en los territorios afectados.

Una de las labores que están ejecutando en las diversas Diócesis es el apadrinamiento con las parroquias afectadas llegando con ayuda concreta y entregando en las mismas zonas que soportaron el sismo.

Conversamos con Mons. Bertram Wick Enzler, obispo de Santo Domingo de los Tsáchilas, quien destaca que la ayuda en los momentos difíciles que vivieron los hermanos de las provincias de Esmeraldas y Manabí llegó de manera directa y ràpida.

“Al inicio la ayuda arrancó de manera espontánea en las diferentes parroquias como son: La Dolorosa, Espíritu Santo, Santísima Trinidad, ellas organizaron ayuda de víveres para auxiliar las primera necesidades de las persona albergadas que vinieron a Santo Domingo.

La diócesis ha organizado a través de caritas diocesana en la FASCA un centro de acopio en  Santa Rosa para recibir  donaciones de víveres y ropa y desde ahí  se ha repartió a los diferentes centros de refugiados en las parroquias.

La diócesis de santo Domingo de los Tsáchilas  inicio con la idea del proyecto de hacer refugios temporales, casas tipo hogar de  cristo, que son una solución para mediano plazo, de ayudar a las familias con  una solución rápida para tener un albergue algo más cómodo que una carpa o estar hacinado en el recinto ferial o en los grandes centros de acogida.

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Y estamos ahora  desarrollando este programa, está pensado que la gente que tiene un solar prestado en Santo Domingo podría vivir un año, tiempo limitado en este solar y después cuando han formalizado en su tierra han conseguido legalizar un terreno podrían regresar con la misma casa y desde la casa comenzar la construcción de algo mejor con créditos del BIESS o de bancos particulares.

Estas casas que llamamos refugios temporales, porque no son soluciones a largo plazo, estas casas tienen una duración de vida quizás de 4, 6 u 8 años depende de la caña o la madera que se utiliza. Está pensado que la gente tenga ahora, (mientras siguen las réplicas) la seguridad que no le va a caer encima una losa, mucha gente no quiere entrar en una casa donde hay un piso arriba porque están marcados por esa experiencia traumática.

Actualmente estamos construyendo casas en la propia provincia donde decenas de familias se vieron afectadas y estos lugares son: las Villegas, Monterrey, en la Concordia se ha construido una casita y en la Independencia que pertenece a Esmeraldas. Estamos planificando hacer 40 casas en pedernales y hace poco nos fue asignado el Cantón Muisne como una parroquia hermana y también vamos a ver si hay la necesidad  o el deseo de tener esta solución intermedia. Según las personas que arman estas casas, se podrían construir unas 10 a la semana y actualmente podríamos hacer unas 150 casas, y los recursos si hay.

Hemos pedido a los párrocos del Cantón Pedernales en colaboración con el comité de Cáritas parroquial para que evalúen quienes son los más necesitados y han sufrido mayor daño por el terremoto,  para que no venga cualquiera aprovechándose del momento.

Monseñor Bertram,  dice que el país se ha levantado tantas veces, que volverá a levantarse pase lo que pase, somos un país con mucha juventud con mucha esperanza y creo que dentro del pueblo ecuatoriano se nota esta esperanza y apoyándonos los unos con los otros, estoy convencido que este terremoto va hacer un episodio olvidado por el lado negativo y recordado como una gran oportunidad que Dios nos ha dado demostrar nuestra solidaridad y de progresar con esmero y esfuerzo propio”.

 

 

 

 

 

 

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