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La Fundación Escuela de Perdón y Reconciliación ESPERE, como se la conoce, es un modelo pedagógico que fue creado en Colombia hace 20 años, y tiene el propósito de desnaturalizar la violencia, temores, rabias de los individuos, así como frenar los ciclos de violencia de las personas. Esta técnica es utilizada en varios países de América Latina, la misma que ayuda al sistema educativo, social y también se desarrolla en el sector penitenciario.

En ese sentido, Cáritas Ecuador a través de Pastoral Penitenciaria, ha visto la necesidad de capacitar a los agentes de pastoral penitenciaria, que acompañan a las personas privadas de la libertad, con el modelo pedagógico de ESPERE.

Conversamos con Marisol Polo, asesora pedagógica de la fundación ESPERE, quien estuvo al frente del taller de formación. Cuenta que la escuela de perdón y reconciliación, es una vivencia personal y el encuentro con los agentes de pastoral fue muy beneficioso. Hay que entender que la labor que realizan, “es grande y difícil, al encontrarse cara a cara con grupos de personas que han sido estigmatizadas, que han hecho daño, que se salieron del orden social y que en cierta forma son castigadas”.

Durante el taller, los agentes de pastoral penitenciaria mostraron interés de llevar la propuesta de trabajo al centro de detención, para que sanen sus dolores, se restauren, se reintegren a la sociedad, a la familia y “que puedan hacer un giro de 360 grados y logren decir: Soy responsable de lo que hice y quiero volver hacer esa persona que cambie también a la sociedad”, menciona Marisol.

Uno de los temas latentes en la sociedad es la violencia, por lo que es urgente desnaturalizar la misma, “dejar de verla tan normal, tenemos que volver a recobrar la capacidad del asombro, es asombroso que un hombre le pegue a una mujer, que un hombre violente a un niño, a un anciano, es escabroso que, por una diferencia entre personas, se llegue incluso hasta la muerte, por lo que es apremiante usar otras herramientas más humanas y más civilizadas frente a las diferencias y los conflictos”.

Los módulos de formación de la escuela de perdón y reconciliación son 12, cada uno parte de la metodología de la experiencia, la razón y la emoción, se trabaja desde el concepto de conflicto, la historia personal y reflexiones teóricas de determinado autor o escuela, indica Marisol, quien agrega que después de cada módulo los talleristas se comprometen “de forma apropiada y pertinente a la temática y a su realidad que están viviendo, realizar una acción de cambio”.

En este primer encuentro, los agentes de pastoral penitenciaria se capacitaron con los seis primeros módulos, que tiene que ver con la fase del perdón que, es un proceso personal, interno, de sanación y de transformación.

Los seis primeros módulos que recibieron los agentes de pastoral penitenciaria fueron:

Módulo 1. Motivación

Módulo 2. De la Oscuridad a la Luz

Módulo 3. Decido perdonar

Módulo 4. Miro con ojos nuevos

Módulo. 5 comprendo a mi ofensor

Módulo. 6 rompo cadenas y limpio el dolor

El encuentro se realizó del 19 al 21 de mayo en la casa de retiros Getsemaní, que está ubicada en la parroquia de Yaruquí. Los agentes de pastoral penitenciaria de las jurisdicciones que participaron fueron: Tulcán, Ibarra, Latacunga, Ambato, Riobamba, Guaranda, Sucumbíos, Guayaquil, Esmeraldas, Portoviejo y Santo Domingo. El segundo encuentro de agentes de pastoral penitenciaria, se ejecutará el 23, 24 y 25 de junio para concluir con los 12 módulos de formación.

La escuela trata de dejar un capital social diferente, dispuesto para la paz y la reconciliación, que personas y comunidades lideren procesos de cambio, que ayuden a minimizar la violencia, a cambiar y mejorar la imagen para las nuevas generaciones. “Estamos dejando una herramienta y una vivencia que puede ser tomada en cuenta. La sociedad civil que es la base de los pueblos, son los que pueden generar transformaciones, porque los cambios son de abajo para arriba. La invitación es adentrarse en el mundo del perdón y la reconciliación como una estrategia de vida y de cambio y generar cambios estructurales en nuestros países”, finaliza Marisol Polo.

“Descubrimos que las Escuelas para el Perdón y la Reconciliación son eficaces para mejorar la salud mental y pueden cambiar la forma en que sus participantes piensan sobre sus trayectorias vitales y su futuro”.

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