Del 14 al 17 de julio se lleva a cabo el Encuentro Nacional de Agentes de Pastoral Penitenciaria, con la participación de 33 representantes de las distintas jurisdicciones a nivel nacional. La reunión tuvo lugar en la casa de retiro Betania, en Quito.
El encuentro inició con la cena del lunes, seguida por un momento de bienvenida a cargo del P. Euclides Carrillo, Secretario Ejecutivo de Cáritas Ecuador. En sus palabras iniciales, destacó el objetivo principal del encuentro: fortalecer la identidad, espiritualidad y misión de los agentes penitenciarios, mediante el análisis de la realidad nacional, el intercambio de experiencias diocesanas, la formación conjunta y la elaboración de una propuesta pastoral integral, en camino sinodal, para responder con mayor compromiso al acompañamiento de las personas privadas de libertad y sus familias.
Durante el encuentro contamos con la valiosa participación de varias instituciones públicas. Verónica Tapia y Daniela Vallejo representaron al SNAI (Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores); Daniela Almache participó en nombre de los Centros de Adolescentes Infractores (CAI); y María Eugenia Lagos lo hizo desde la Defensoría Pública de Quito. Su presencia fue clave para comprender con mayor profundidad la situación actual de cada uno de los Centros de Privación de Libertad (CPL), evaluar el trabajo en red que se viene realizando y establecer compromisos concretos dentro del marco del convenio con el SNAI. Además, se trazaron los lineamientos para la elaboración de un futuro convenio con la CAI y la defensoría del Pública.
La Defensoría Pública nos motivó a ser signos de esperanza para las personas privadas de libertad (PPL), recordándonos la responsabilidad de defender su dignidad humana. Como agentes de pastoral, estamos llamados a identificar y denunciar situaciones de injusticia y peligro, velando siempre por el respeto de sus derechos. Su intervención fue significativa, ya que nos ofreció herramientas útiles para estructurar nuestro servicio pastoral y fortalecernos como agentes comprometidos y esperanzadores.
En este encuentro, nos acompañó también Mons. Giovanny Pazmiño, OP, obispo de Ambato, quien realizó un profundo llamado a reflexionar sobre nuestra identidad y misión como capellanes y agentes penitenciarios. Enfatizó siete puntos esenciales para nuestro caminar pastoral.
Como fruto de este encuentro, nace el firme compromiso de continuar nuestra formación permanente. No puede existir un agente de pastoral penitenciaria sin formación, sin vida de oración y sin una presencia significativa dentro de la Iglesia.
Tema: Papel y Misión que cumple el Capellán Penitenciario
Monseñor Giovanny inició su intervención recordando una enseñanza que aprendió al inicio de su ministerio episcopal: “el obispo no puede ser de escritorio; debe ser un obispo en salida”, un obispo cercano con la realidad que vive cada persona privada de la libertad, mencionó.
Señaló que la Pastoral Penitenciaria ha sido muchas veces considerada como “la hermanita huérfana” de la Iglesia. Por ello, planteó varios desafíos: ¿cómo lograr que sea un interés común, comenzando por los sacerdotes? Por otro lado, señaló que muchas veces se hace una pastoral de conservación dentro de las cárceles, centrada en sacramentos como la comunión, la confirmación y el bautismo, sin dar el paso necesario hacia una pastoral verdaderamente misionera y sinodal.
Llamado a una pastoral transformadora
Monseñor Giovanny dijo que es necesario pasar de una pastoral sacramentalista a una pastoral integral, que no se limite a los ritos, sino que apunte a la formación, la evangelización y el compromiso con la dignidad humana. Por lo tanto, debemos optar preferencialmente por los pobres —sin excluir a nadie— y preguntarnos: ¿cómo articular nuestra pastoral con los derechos humanos? Para ello, necesitamos tener una voz profética dentro de la Iglesia y de la sociedad.
Cuestionó también el tipo de Iglesia que estamos construyendo dentro de los centros penitenciarios: “¿Queremos una Iglesia que se encierra en rezos, cantos y sanaciones, o una Iglesia misionera que toca la vida concreta de las personas?” En palabras del Papa Francisco, “Es mejor una Iglesia accidentada en salida a una Iglesia enferma encerrada”.
En este sentido, recordó que “la gracia no destruye la naturaleza, la perfecciona”, como afirmaba san Agustín. Si bien en las cárceles se encuentra mucha mundanidad, también hay gran bondad. Por tanto, se hace urgente definir qué tipo de Iglesia queremos construir allí. Toda evangelización debe comenzar desde lo humano, con agentes de pastoral bien formados, comprometidos y con sentido de misión.
Exhortaciones clave
“No debemos declinar ante las dificultades ni perder el interés por una Iglesia sinodal. Nuestra misión no es aparentar ni buscar aplausos; son las personas privadas de libertad (PPL) quienes nos importan”.
Hay una terrible vulneración de derechos en las cárceles. Por eso, nos preguntamos: ¿cómo llegar con la gracia de Dios si lo humano está herido? Monseñor advirtió: “No tengan miedo, el demonio sigue rondando”, y el P. Miguel Ángel Hernández añadió: “En la medida en que uno pelea por la santidad, el Espíritu lo va adaptando” para este trabajo.
Claves para el trabajo pastoral
Es fundamental escuchar la historia de cada persona, acercarse desde la comprensión y la misericordia. “Los PPL deben sentirse amados hasta que les den ganas de cambiar”. Por eso, no se debe ir a la cárcel sin orar: ser agente de pastoral no es una actividad más.
El P. Euclides añadió:
“Todo agente debe tener un proceso de discipulado, estar primero con el Maestro, formarse para luego salir al encuentro del otro”.
También se destacó la importancia de tener cercanía con los funcionarios, exigir los derechos básicos para los PPL y trabajar en red con equipos pequeños pero comprometidos. Nelson Granados exhortó:
“Los obispos están llamados a ser amplificadores de nuestra voz”.
El profetismo de los obispos debe comprometerse con las instituciones del Estado, por eso, se necesita fortalecer el trabajo conjunto con la Defensoría Pública. La Pastoral Penitenciaria debe ser un compromiso real de toda la Iglesia diocesana.
Por lo tanto, ¿Qué tipo de agente de pastoral penitenciaria necesitamos?
El agente de pastoral debe ser elegido por vocación, no impuesto. Debe estar marcado por el servicio y ser:
- Portador de la Buena Nueva:
Evangeliza en medio del sufrimiento. Si no sabe escuchar, no podrá consolar ni evangelizar. Es necesario adquirir el arte de escuchar con los oídos del corazón. El verdadero discípulo es quien sabe escuchar.
- Imagen de Jesús, el Buen Pastor:
Conocer a las “ovejas” es esencial. El pastor no juzga, sino que toma a la oveja sobre sus hombros. Conocer a quienes servimos permite incluso preparar mejor en las homilías.
- Gestor de comunión y fraternidad:
Asume el dolor del encarcelado y lo hace suyo. Crea puentes, vínculos entre diversos. El aislamiento no genera esperanza; la cultura del encuentro sí. Los emprendimientos ayudan a fortalecer esta comunión.
- Persona de equipo:
El trabajo en equipo no siempre se planifica, pero es esencial. “Si quieres llegar lejos, camina acompañado”.
- Mensajero de paz y reconciliación:
El capellán debe llevar esperanza y construir puentes de perdón y sanación.
- Profeta en el desierto:
La cárcel, como lugar de sufrimiento, puede convertirse en espacio de crecimiento espiritual. El profeta habla en nombre de Dios, no anuncia desgracias.
- Experto en pastoral penitenciaria:
El agente debe estar altamente capacitado, conocer las leyes y competencias que rigen el sistema. La formación bíblica, teológica, humana y legal es indispensable para contribuir de manera eficaz.
Este es el modelo de agente de pastoral que necesita la Iglesia para llevar esperanza, justicia y misericordia a quienes más lo necesitan dentro de los centros penitenciarios.
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