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Ayer 23 de marzo de 2022 se reinauguró la Casa de Acogida Buen Samaritano ubicada en Quito en el sector de San BlasGracias al apoyo de Cáritas Española y Europana fue posible contar con el financiamiento para que Cáritas Ecuador junto al apoyo de la  Congregación de Religiosas Oblatas de los SS. CC. de Jesús y María, se vuelva a abrir la casa de acogida que en junio de 2020 fue cerrada a causa de la pandemia.

En la reapertura se contó con la bendición de Mons. Andrés Carascosa Coso, Nuncio Apostólico en Ecuador, quién dio la bienvenida a las familias migrantes que se encuentran alojadas en la casa, donde también agradeció a todos quienes hicieron posible que nuevamente este espacio de acogida beneficie a las personas más vulnerables, quienes en particular son los migrantes, personas sin hogar, que incluso han tenido que pasar por muchos peligros durante su ruta migratoria.

La Hermana Jenny Pantoja, es la administradora de la casa y junto a ella un equipo de profesionales entre abogados, psicólogos, trabajadora social y personal administrativo, estarán al frente de casa para brindar la acogida que las familias migrantes necesitan. La casa tiene una capacidad de 120 personas, pero por la pandemia solo estará habilitada al 50% de su capacidad. Las familias o personas que sean acogidas, solo podrán permanecer durante un mes, mientras encuentran un lugar en donde puedan iniciar su nueva vida. Mientras eso ocurre, Cáritas Ecuador les brinda un apoyo integral, puesto que, dependiendo de cada caso existe apoyo jurídico, psicológico, medios de vida, salud, entre otros.

«Hoy sentimos mucha alegría de poder abrir nuestras puertas a las familias migrantes que vienen de distintos países, sobre todo de Venezuela y Colombia, lugares donde hay más afluencia de personas migrantes. Los acogemos especialmente a ellos porque son personas que no tienen a nadie más en el país, no tienen familia, ni amigos que los puedan recibir, por eso les brindamos esta casa para que puedan descansar, alimentarse y contar con un lugar seguro y digno donde pueden dejar a sus hijos mientras salen a trabajar o buscar empleo», manifiesta la Hna. Jenny.

Poco a poco las familias migrantes van llenando la casa, ayer contaba con la presencia de niños y niñas muy pequeños, quienes disfrutan de la presencia de Elite Di Rosa, voluntaria italiana de Cáritas Ecuador, ella juega con ellos, les lee cuentos y es la encargada de que los más pequeños tengan un momento de esparcimiento y diversión mientras sus madres salen a trabajar. Junto a Elite, están otros profesionales que brindan apoyo a las familias, la escucha y el acompañamiento son primordiales en esta primera atención.

Ana López, migrante venezolana vino a Ecuador hace 6 meses junto a sus tres hijos de 14, 12 y 3 años. Esta familia es una de las primeras en ocupar la casa durante estos días de reapertura. La joven madre nos cuenta que fue muy difícil para ella y sus hijos abandonar su país, nos cuenta que la delincuencia, la falta de alimento, empleo y educación la obligaron a salir en busca de mejores días, sobre todo el buscar un mejor futuro para sus hijos. Nos cuenta que su trayecto no fue nada fácil, tuvieron que caminar varios kilómetros, a veces dormir en la calle, hasta que lograron llegar a Quito, enseguida buscó trabajo y un lugar donde vivir ella y sus hijos. Lamentablemente su emprendimiento no resultó, estuvo sin trabajo varios meses, hasta que la persona que le arrendaba su vivienda los desalojó. Actualmente se quedarán en la casa durante un mes, mientras ella busca la manera de encontrar empleo. Nos cuenta que sus hijos siguen estudiando y que eso le motiva mucho para que ella continúe luchando por ellos.

En su rostro se nota la tristeza y los dolores que acompañan sus pensamientos, atrás dejó a su familia y hoy sus hijos son su motivación y su impulso para continuar, aunque a veces parezca desesperanzador, ella confía en Dios, se refugia en la oración y sabe que él no la abandonará.

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