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Cinco días antes de ser beatificado, Mons. Oscar Arnulfo Romero fue nombrado Patrono de nuestra Organización. El compromiso indeclinable por los más pobres, su lucha por el cese de la violencia, su oposición a la explotación humana y un ferviente llamado a la paz fueron las causas del asesinato de Mons. Romero en El Salvador. Nuestro Patrono es el primer Obispo mártir de América y el primero salvadoreño en llegar a los altares.Hoy, que la persecución a los cristianos continúa en Irak, Siria y otras regiones en donde la intransigencia religiosa asesina y la injusticia campea, el ejemplo de Mons. Óscar Arnulfo Romero nos invita a llegar hasta las últimas consecuencias al defender a los que menos tienen. Su llamado a la justicia y a la paz fue respondido con un certero disparo en el corazón, en plena santa misa, en 1980. El pueblo de América Latina le ha otorgado al Obispo de El Salvador el título de “Santo de los pobres”.

El “Santo de los pobres” fue nominado por el Parlamento Inglés al Premio Nobel de la Paz, un año antes de su muerte. Su oposición a la guerra civil salvadoreña, que produjo más de un millón de desplazados, 70.000 muertos y más de 8.000 desaparecidos, fue fundamental para alcanzar la paz salvadoreña.

No es Mons. Romero el único mártir salvadoreño de la Iglesia: seis sacerdotes jesuitas y dos de sus colaboradoras también fueron asesinados por una cuadrilla del ejército del país centroamericano.

Para Cáritas, Mons. Romero es un camino ejemplar. Su asesinato muestra hasta dónde puede llegar el egoísmo y la inequidad. El magnicidio también nos enseña que hay que dar la vida por los demás. Romero nunca amainó sus críticas al gobierno injusto, nunca se amedrantó frente a amenazas que se convirtieron en reales, y nunca declinó su fe en un mundo digno y justo para todas y todos. Su nombramiento como Patrono nos compromete más en nuestra labor de ser caricia que defiende, acompaña y denuncia.

Foto: www.elsalvadormisionero.org

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